LA VIDA DE UNA MUJER PODEROSA QUE ENFRENTÓ CON ÉXITO TODA SUERTE DE DESAFÍOS SIN SOMETERSE A UN VARÓN.
Hija de Enrique VIII y Ana Bolena, Isabel I aprendió desde niña en la corte Tudor cómo funcionaba el poder y que el único valor de una mujer en ella era su matrimonio y su descendencia. Por ello, cuando fue coronada, tras vivir la muerte de su madre, de su hermano y de su hermanastra, quiso reinar en solitario y supo cómo ejercer el poder con firmeza durante 44 años. No quería un marido que limitara su poder; fue libre en el terreno sexual y nunca permitió que ningún hombre la controlara. Conocedora de la importancia de la imagen en el ejercicio del mando, guió a Inglaterra a su florecimiento político y cultural con firmeza y determinación.