Gabinete de dragones es una de las óperas primas de cuento más extraordinarias que he leído, pues la considero un prodigio de erudición, humorismo y originalidad, a pesar de centrarse en un tema que supone una tradición que lo mismo bebe de la mitología que de las enciclopedias, los bestiarios y las hagiografías o la biblia y la historia del arte. La solvencia literaria de Alejandro Robles es tan abrumadora, que su preferencia por la distancia cortísima —el microrrelato— queda reducida a un discreto jazmín en el ojal del escritor.
Y, sin embargo, estamos ante un libro genial sobre dragones.
Estoy persuadido de que Alejandro Robles se convertirá en una figura esencial de la literatura en español. Tengo toda la sensación de haber regresado con estos cuentos del fuego.
El que tenga entendimiento, descifre el nombre del dragón, pues es nombre de un ser humano: Alejandro Robles.
Fernando Iwasaki