Meditación para personas escépticas se dirige a las lectoras y los lectores que sienten curiosidad por el instrumento de la meditación con la intención de ayudar a las personas escépticas pero curiosas a encontrar y recorrer un camino largo, pero a la vez satisfactorio.
La meditación es reconfortante, requilibrante y reparadora e, indudablemente, contribuye a la paz individual de forma inmediata y al bienestar colectivo de forma mediata. Se podría decir que meditar nos hace mejores personas y, con ello, mejoramos nuestra calidad de vida y la de los demás.
Si una persona mejora su bienestar, ello repercute en el bienestar de los demás; si incrementa su compasión hacia sí mismo, ello beneficia su percepción de los demás e, incluso, su forma de ver la vida, la sociedad o el sistema económico en el que vivimos, así como el grado de compromiso que uno tiene frente a la desigualdad.
«No perdemos nada probando un día, una semana, un mes… a respirar profundamente y a calmar nuestra cabeza de pensamientos e ideas que no nos permiten desconectar. Conseguir esto -comúnmente denominado mindfulness- es relativamente fácil; eso sí, solo es la antesala de la meditación. Si conseguimos esta calma mental, estaremos ante la puerta de entrada a la meditación.»