Santa Carolina es la historia de Carol Murcia, una mujer trans hondureña
que se vio obligada a huir de su país. Durante una salida
de trabajo sexual, una de sus compañeras fue brutalmente asesinada
por un hombre en un claro ataque de odio. El transfemicidio
de su amiga no fue más que la punta del iceberg de la violencia
machista: desde la homofobia de las organizaciones criminales
hondureñas hasta la hipocresía de la Iglesia católica, pasando por
la ausencia del Estado.
Carol tuvo que escapar a Barcelona para no correr el mismo destino
que su compañera, solicitando asilo por persecución por identidad
de género. En Cataluña, su rostro empapeló las calles al ser
la cara visible del Pride 2018 mientras, tras bambalinas, la transfobia
demostraba que no conocía de fronteras. Europa tampoco
había cumplido los deberes.