Nadie me contó podría ser la historia de un sueño cumplido, pero en realidad es la de un sueño truncado. El destino le depara a Gaelle conocer al hombre de su vida: inteligente, atractivo, carismático, seductor, poderoso y rico. Tan perfecto que no parece real.
Porque no lo es. A Gaelle nadie le contó qué pasa después del «y comieron perdices». Qué pasa cuando tú sigues enamorada pero la otra persona no. Qué pasa cuando comienzan los desplantes, cuando a tu pareja ya no le gusta nada de ti pero no te deja ir.
Salir de un matrimonio así, y con dos niños, no es sencillo. Hacerlo sin perder tu identidad parece imposible. Volverte a enamorar, impensable. Gaelle lo conseguirá porque es una luchadora. Una guerrera tatuada cuyos símbolos grabados de forma indeleble en su piel son su protección y su armadura.