Nasrudín acompaña a su padre, Mustafá, al mercado en varias ocasiones con un burro, pero siempre se da la vuelta antes de llegar. Se siente avergonzado de las críticas de la gente. Su padre espera, paciente, a que se dé cuenta de una cosa: que no debe dar tanta importancia a los comentarios, y que debe aprender a tener su propio criterio y opinión.