Ramón Boldú insiste en hacer reír al personal con el peculiar relato de su vida. Se va hasta otoño de 2003 para contar en 'Perdidos por el más allá' el inicio de una nueva relación en serio, la tercera después de sus dos primeros divorcios. Boldú se involucra, en este primer tomo de una tetralogía, en la gestación de un club de intercambios y lo decora pintando su particular versión de 'El jardín de las delicias', del Bosco. La directora del garito va a ser Ana Flash, amante del director de orquesta propietario del club, una joven a la que le han metido en la cabeza que está poseída por Eva Perón y que tiene poderes; todo gracias a los experimentos a los que está siendo sometida por un investigador de la NASA, colaborador de Jiménez del Oso y amigo del dibujante... Boldú en estado puro.