Ningún tren te llevará a donde yo quiero llevarte. Tendrás que dejarlo todo atrás y no volver la mirada. Nada puede acompañarte.
En perfecta soledad, pero con la mejor compañía. Puede parecer que la distancia es insalvable: kilómetros, mundos, eones…, y, sin embargo, ¡ya estás allí!
Te doy la bienvenida. Al lugar donde las mentiras se evaporan. Donde las miradas se desvanecen. Donde un viento limpio siempre te acompaña.
Tú eres el destino.