La creatividad ha acompañado siempre a la especie humana. No es exagerado decir que es la protagonista del proceso de humanización. El campo económico –en el que todos vivimos- deriva de nuestra inteligencia, que se ha enfrentado, desde el comienzo de los tiempos, al reto de satisfacer las necesidades y deseos humanos, siempre más amplios que los recursos para hacerlo. Por eso, tienen razón los economistas que definen la economía como la gestión de la escasez. Nunca habrá bastante, porque cada nivel de vida alcanzado, en vez de aplacarnos, nos lanza a deseos más amplios. Esta obra pretende mostrar que los fenómenos económicos derivan de la inteligencia que los inventa, y que si queremos resolver los problemas, lo que tenemos que hacer es cambiar la inteligencia que debe resolverlos. Los autores investigan cómo deberían ser estas inteligencias creativas, porque si pretendemos enseñar a innovar en economía, debemos ser innovadores; si pretendemos enseñar a emprender, debemos ser emprendedores. Este libro es una brújula para orientar, aprender y generar buenas y rentables ideas.