La vida transcurre apaciblemente en el idílico pueblecito inglés de Edgecombe St. Mary, cuyos habitantes son defensores de la tradición y las viejas costumbres, como las partidas de caza o las fiestas temáticas en el club de campo. Sin embargo, para el mayor Pettigrew, militar retirado, viudo, hombre flemático y cultivado, dotado de un gran sentido del honor ?y, a su manera, del humor?, la rutina diaria está a punto de sufrir un notable vuelco. Cuando recibe la noticia de la súbita muerte de su hermano, Pettigrew halla consuelo en la discreta señora Ali, que regenta la pequeña tienda de ultramarinos del pueblo y con quien el mayor apenas ha intercambiado unas pocas palabras hasta entonces. De ascendencia paquistaní y diez años más joven que él, Ali también ha enviudado recientemente y tiene que hacer frente a las presiones del clan familiar, capitaneado por un arisco sobrino que aspira a quitarle las riendas del negocio. Ambos son amantes de la vida solitaria, de los poemas de Kipling y de la taza de té perfecta, y se sienten irremediablemente atraídos. Mas esta tímida e incipiente relación no tardará en revolucionar a medio pueblo y amenazará con causar verdaderos estragos, sobre todo tras la aparición de Roger, hijo del mayor y alto ejecutivo de la City londinense.
Llena de sabiduría y humor melancólico, esta primera novela de Helen Simonson sorprende por la sutileza y exactitud con que dibuja los personajes, como el irresistible mayor Pettigrew, cuya visión del mundo nos conquista desde la primera página. De forma casi imperceptible, el relato de los conflictos entre los protagonistas convierte al lector en testigo privilegiado de los cambios que acontecen en este minúsculo enclave de Inglaterra, símbolo perfecto de la imparable transformación de toda una sociedad.