Lucy ha oído decir esa frase incontables veces, pero hasta ahora nunca había pensado que podía llegar a comprenderla tan bien. En realidad, desde el día que conoció a Jude navega por aguas turbulentas, incapaz de aclararse y descifrar qué siente. Entre toda la confusión, algo le parece evidente: Jude no es un chico adecuado para ella. Cínico, inaccesible, descarado hasta decir basta... En definitiva, el clásico tipo malo que parece predestinado a romperle el corazón a cualquiera que sucumba a sus encantos.
Y, sin embargo, Jude ejerce una extraña atracción sobre ella. Una atracción de la que parece imposible escapar...