El rey y la reina del reino de las Mil Torres no podían tener hijos hasta que un día la reina vio una ranita en su bañera, que saltó a su vientre y así concibió una bella princesa. En el bautizo, siete hadas buenas ofrecieron a la niña diferentes dones pero de pronto un hada maléfica profirió una maldición: el día de su decimosexto cumpleaños moriría a causa de un pinchazo con el huso de una rueca. El tiempo pasó, la niña se convirtió en una joven encantadora y el día estipulado se pinchó con la rueca pero no murió, sino que se quedó dormida hasta recibir un beso de amor, pues la última hada había modificado la maldición. Cien años después, un príncipe llegó a palacio, y se encontró a todos dormidos, incluida la princesa. Seducido por su belleza, depositó un beso en sus labios y la despertó. Así, vivieron felices para siempre.