Tres fantasmitas presumen de lo aterradores que son: el primero ha asustado a unos monstruos, el segundo a unas brujas y el tercero a un ogro. Tan orgullosos están de sus fechorías que deciden continuar con ellas, pero esta vez eligen como víctima a un niño. Cuando entran en la habitación del muchacho dispuestos a acobardarle, resulta ser este el que los asusta y les hace huir despavoridamente. Para colmo, cuando los papás de los tres fantasmas se enteran de lo que han hecho, los castigan sin cena y sin asustar a nadie en una semana.