Aquel hombre llegaba en el mejor momento,
porque Osito no tenía ningunas ganas de
quedarse en su cueva todo el invierno. Osito,
muy contento, exclamó: ¡Me voy en busca de
aventuras!
Osito emprende ilusionado esta aventura que
es también una metáfora de la vida, como suele
suceder con los relatos de viajes.
A lo largo de todo un año, el protagonista -y
con él, el lector- conocerá diferentes lugares,
descubrirá y afianzará su potencial y particular
talento, hará nuevos amigos y, ante todo,
cumplirá su sueño: conocer el mar.