« Mi pasión por la comida y por los fogones procede de mi propia historia. Soy de familia de emigrantes almerienses en Cataluña, apegados a la mejor cocina de recursos. Mi iniciación en la materia corrió a cargo de mi primera profesora, mi bisabuela Paca. Completaron el “claustro profesoral” la abuela Cecilia, mama Tatu, las titas y, por encima de todo, mi consultora diaria, mi buena y deliciosa madre, Blanca, imbatible con una sartén en la mano.
Así que avisados quedan los lectores: que no se les ocurra pedirme ninguna disertación sobre la elaboración de la posvanguardia culinaria ni esperen que les dé palique sobre el estructuralismo molecular de la cocina de trampantojo. Búsquenme donde encuentren cocina popular, esa de nuestros ancestros, la de nuestros admirados e inolvidables mayores. Déjenme que trastee entre cacerolas o véanme bordar primorosamente un arroz con habichuelas y les demostraré la gran lección de los pucheros.
Así que, nunca mejor dicho, ¡que tengan buen provecho!»